Farándula

El jugador citó una frase de una canción del Sech, ella le mandó un emoji de beso y él también lo hizo

La ex “miss” Reef y ex participante del programa “Calle 7”, Adriana De La Guardia, sigue dando de qué hablar, pero en esta ocasión no por sus controversiales declaraciones en su cuenta de Instagram.

Resulta que la bella panameña es noticia en Honduras, así como lo leen, ya que se le vincula con Romell Samir Quioto Robinson, un futbolista hondureño que juega para el Montreal Impact de la Major League Soccer.

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Según asegura el diario hondureño Diez, Adriana utiliza su cuenta de Instagram para intercambiar mensajes con el futbolista, donde ambos se comentan sus fotos y esto ha levantado dudas si hay algo entre ambos.

Hace poco el futbolista hondureño estuvo envuelto en un escándalo al terminar su relación con una presentadora de televisión y antes de ello estuvo casado, pero se divorció, por lo que el diario asegura que no ha tenido tanta suerte en el amor.

Quioto subió esta foto hace unos días a sus redes sociales y la panameña le dejó un mensaje acompañado de unos emojis.

Hace poco el futbolista hondureño estuvo envuelto en un escándalo al terminar su relación con una presentadora de televisión. CORPRENSAHace poco el futbolista hondureño estuvo envuelto en un escándalo al terminar su relación con una presentadora de televisión.

Uno de los emojis fue una carita lanzando un beso a lo que Quioto también le respondió, el futbolista también le ha comentado en algunas ocasiones sus fotos.

Romell Samir Quioto Robinson, futbolista hondureño que juega para el Montreal Impact de la Major League. CORPRENSARomell Samir Quioto Robinson, futbolista hondureño que juega para el Montreal Impact de la Major League.

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Esta fue otra foto en donde la ex “miss” Reef le dejó un mensaje a Quioto, una postal del futbolista catracho en su casa en Tegucigalpa.

Habrá que esperar si De La Guardia y Quioto tienen una relación o si solo es la amistad. CORPRENSAHabrá que esperar si De La Guardia y Quioto tienen una relación o si solo es la amistad.

El hondureño citó una frase de una canción del cantante Sech, ella le mandó un emoji de beso y él también lo hizo.

Quioto ha tenido polémicas en las últimas semanas en el tema amoroso. CORPRENSAQuioto ha tenido polémicas en las últimas semanas en el tema amoroso.

Habrá que esperar si De La Guardia y Quioto tienen una relación o si solo es la amistad. Quioto ha tenido polémicas en las últimas semanas en el tema amoroso.

“Dubovsky, la tragedia de una ‘promesa’ que se fue antes de tiempo”

El 23 de junio del año 2000, el futbolista eslovaco Peter Dubovsky falleció en Tailandia al precipitarse contra unas rocas desde 20 metros mientras visitaba las cataratas de la isla Ko Samui, en plenas vacaciones de verano con su novia, su hermano y su cuñada. Tenía 28 años. Futbolista del Real Oviedo en ese momento, dejó huella durante las dos temporadas que jugó en el Real Madrid, la 1993-94 y la 94-95, en las que disputó 31 partidos y marcó 2 goles. Su historia es una de las más trágicas que se recuerdan en la historia del club blanco.

Como cada verano, Dubovsky organizó un viaje durante sus vacaciones. Cada año tenía la costumbre de viajar a algún país exótico para pasar el verano, ya que conocer los lugares más recónditos del mundo era una de sus pasiones. En aquella ocasión, viajaba acompañado de su novia, Aurélia (con la que salía desde los 16 años), de su hermano y de su cuñada. A lo largo de ese viaje Peter tenía previsto pedirle matrimonio a su chica, pero la desgracia hizo acto de presencia cuando menos lo esperaban. A 550 kilómetros de Bangkok, la capital tailandesa, el grupo se encontraba de visita en las cataratas de la isla de Ko Samui cuando un fatídico resbalón terminó con la muerte del futbolista cuando se disponía a hacer una foto.

Falleció en la mesa de operaciones

Tras la caída, Dubovsky perdió mucha sangre antes de ser atendido. La zona en la que el futbolista cayó era de difícil acceso y eso impidió que se le pudiera ofrecer atención médica a tiempo. El eslovaco sufrió una hemorragia cerebral, se rompió la pelvis y varias costillas al impactar contra las rocas. El golpe en la cabeza fue el que le causó la muerte, según el parte médico oficial, que también dictaminó que las horas transcurridas entre el accidente y su ingreso en el hospital de Surat Thani fueron determinantes para que no salvara la vida. Para intentar frenar la hemorragia cerebral, los médicos decidieron intervenirle quirúrgicamente, pero Peter no superó la operación y falleció en el transcurso de ésta.

Su novia de toda la vida no le olvida

Aurélia Čarabová, años más tarde, reunió el valor suficiente para contar cómo sucedió todo y desmentir a aquellos que aseguraban que se tiró al agua voluntariamente: “Sólo hay una versión. Fue un accidente mientras estábamos paseando. Peter iba a hacer una foto, se resbaló y se cayó. Ese día íbamos a ir a la playa, pero no hacía sol y desafortunadamente decidimos ir a las cascadas”, recordó Aurélia, que asegura que la asistencia médica tardó mucho en llegar.

Todavía hoy conserva el anillo de compromiso que el futbolista no tuvo tiempo de regalarle: “Me lo dieron sus padres y todavía lo tengo. Yo no sabía que iba a pedirme matrimonio en Tailandia, se suponía que era una sorpresa. Sólo lo sabían sus dos mejores amigos”, admitió. En la actualidad tiene pareja y sigue residiendo en Oviedo, pero nunca olvidará su primer amor, cuyos restos mortales yacen en su tierra natal, Bratislava: “A menudo sueño con él, y cuando voy a Bratislava todo me recuerda a él. Tengo la sensación de que sigue entre nosotros”.

Su paso por el Real Madrid

Peter Dubovsky (Bratislava, 07-05-1972) llegó al Real Madrid con 21 años después de ser Pichichi dos años consecutivos en su país, con el Slovan de Bratislava (antes había comenzado su carrera en el FK Vinohrady Bratislava). Ramón Mendoza pagó 500 millones de pesetas (3 millones de euros) por su contratación, sin demasiadas negociaciones. Fue un fichaje sencillo de una promesa que, sin embargo, no cuajó en el equipo blanco. Con Benito Floro como entrenador tuvo cierto protagonismo, mientras que la temporada siguiente, con Jorge Valdano en el equipo y el salto a la élite de Raúl González, apenas tuvo peso y en 1995 se marchó traspasado al Real Oviedo. Sin embargo, en apenas dos años en el Real Madrid, se ganó el cariño del vestuario, que sintió mucho su muerte cinco años más tarde.

Reacciones a su muerte

“Era un buen amigo, un tipo que merecía la pena”, aseguró Fernando Hierro desde la concentración de la Selección Española para la Eurocopa del año 2000. El candidato a la presidencia del Real Madrid Lorenzo Sanz, que perdió ese verano las elecciones ante Florentino Pérez, también lamentó la tragedia y recordó “su profesionalidad y firmeza durante el tiempo que jugó en el Real Madrid”. Su vicepresidente, Juan Onieva, era de la misma opinión: “Es una enorme pérdida. Era un gran jugador y una magnífica persona. Fue un jugador muy querido por la afición del Real Madrid y él también quería al club. Siempre había dicho que sus mejores años en España fueron los que pasó aquí”, apuntó tras conocer su muerte.

Y es que a pesar de su carácter reservado, su fama de tipo raro y su aparente soberbia, realmente era una persona que se hacía querer entre los compañeros, los empleados del club y también con la directiva. Todavía hoy se le sigue recordando en su país, donde la Federación de Fútbol Eslovaca decidió crear un premio individual anual al mejor jugador menor de 21 años con el nombre del fallecido futbolista. Un homenaje póstumo a un futbolista que tuvo una de las muertes más dramáticas.

Teorías conspiranoicas

Después de su muerte, el periodista Alfonso Arús recogió en su blog diferentes teorías sobre la muerte de Dubovsky, ajenas al dictamen oficial y algunas de ellas verdaderamente absurdas. Una de ellas es que no resbaló, sino que se tiró de cabeza pensando que había más profundidad, tal y como negó Aurélia Čarabová. Otra es que fue secuestrado por una mafia local que pensó que seguía siendo jugador del Real Madrid, para cobrar una recompensa, y que fue asesinado por ésta al enterarse de que su equipo era el Real Oviedo. La última de todas asegura que tenía una deuda millonaria por una presunta adicción al juego y que simuló su muerte para cobrar su seguro de vida e iniciar una nueva vida anónima.

“19 años de la muerte de Peter Dubovsky”

Este 23 de junio se han cumplido 19 años del fallecimiento de Peter Dubovsky, exfutbolista del Real Oviedo. El futbolista eslovaco murió en Surat Thani, en Tailandia, cuando visitaba unas cataratas de la isla de Ko Samui. Después de sufrir una caída que le provocó una hemorragia cerebral, los médicos no pudieron salvarle la vida.

Dubovsky se encontraba de vacaciones con parte de su familia cuando cayó por una de las cataratas que estaba visitando. El exjugador carbayón perdió mucha sangre tras precipitarse desde 20 metros. La dificultad de la zona para acceder al rescate y los escasos medios sanitarios hicieron imposible su recuperación.

Esta muerte causó multitud de reacciones desde el Real Oviedo, el fútbol español y el fútbol eslovaco. Por aquel entonces, Lorenzo Sanz quiso destacar su “profesionalidad y firmeza durante el tiempo que jugó en el Real Madrid”. También tuvo unas palabras sobre él Oli, el que fuera delantero del Betis expresó lo siguiente: “Peter y Prosinecki han sido los dos jugadores más técnicos que he conocido”.

Dubovsky había acumulado un total de 100 partidos en cinco temporadas con la camiseta del Real Oviedo, en todos estos partidos había conseguido 16 goles y dos asistencias. Es cierto que en el verano de su fallecimiento su continuidad en el club no estaba demasiado clara, pero era un jugador muy querido por parte de la afición.

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“El sueño de Dubovsky”

Peter Dubovsky soñaba con jugar un partido así. Eso sí, en su viejo Tartiere. España-Eslovaquia. Cara a cara, en partido oficial y en Oviedo, donde disfrutó durante cinco años del fútbol fuera de categoría que destilaban sus botas, ese que está reservado a los jugadores que no dejan indiferente a nadie. Su sangre eslovaca terminó teniendo algo de española. Ni quería ni pretendía ocultarlo. “¿Te imaginas un partido contra España?” repetía cuando regresaba tras ir con su selección y repasaba lo hecho y lo lejos que en esos momentos se encontraba el fútbol de su país.

Han pasado 15 años de su temprano e injusto adiós, pero los seguidores del Oviedo, muchos madridistas y toda Eslovaquia, siguen recordando esa zurda prodigiosa, esa manera de ver y entender el fútbol, de su arrojo para lanzar un penalti a lo Panenka en el último minuto o en su capacidad de liderazgo nacida alrededor de su prodigioso trato con el balón. Era diferente al resto. Su último gol lo logró en Vallecas, certificando la permanencia en Primera del Oviedo de Esteban, Ivan Ania, Onopko, Losada, Dani Amieva y Luis Aragonés.

Internacional con la antigua Checoslovaquia (14 ocasiones), fue con Eslovaquia (33) ya independiente, en donde desarrolló su innato talento para este deporte, tanto que muchos le consideran como uno de los mejores de su historia. Máximo goleador con el Slovan, llegó con 21 años a un Real Madrid repleto de urgencias y en el que duró dos temporadas, pero donde se ganó el respeto en el vestuario por su calidad futbolística y también humana.

Después fichó por el Oviedo, encontrando en Asturias el marco idóneo para dar forma a su fútbol distinto y que parecía le iba a llevar de retorno a un grande, pero una rotura de ligamentos de su rodilla, frenó en seco esa progresión. Lillo y Fernando Vázquez fueron los que supieron sacar todo lo que el eslovaco llevaba dentro y que en ocasiones le costaba mostrar a todo el mundo.

Final trágico

Un resbalón en la cataratas Ko Sumai (Tailandia) en busca de la foto imposible, precipitó el fatal desenlace. Eslovaquia le despidió con todos los honores, los que están reservados a las personalidades. De hecho, la Federación reparte cada año el premio Peter Dubovsky al mejor jugador joven porque el fútbol eslovaco no quieren olvidar al que jugador que sirvió de referencia a otros muchos que siguieron sus pasos buscando otras Ligas más competitivas.

Hoy sería feliz viendo a sus dos países jugar en Oviedo y seguro que una columna suya de opinión acompañaría la crónica. Lo que no sé es si estaría escrita en eslovaco o en bable. Dubovsky fue un jugador excepcional y una grandísima persona, que hoy será homenajeado en el palco del Nuevo Tartiere, en el que hubiera disfrutado jugando.

Peter, por cierto, se llama Lenka, como querías. El partido de hoy también lo juegas tú.

“Cómo sobrevive alguien que odia el fútbol a la sobredosis de partidos de miércoles a domingo”

Desde niño el fútbol ha sido un extraño zumbido verde que me ha acompañado allá donde he ido, como a todos los que vivimos en una sociedad futbolcéntrica.

La diferencia entre esa sociedad secreta que somos los no-futboleros y los futboleros de pro (visibles y dominantes) es que donde nosotros percibimos ese zumbido verde ellos ven un espectáculo, un divertimento, una pasión, unos colores, hasta un motivo para vivir.

Ser no-futbolero es como vivir en una fiesta a la que no te han invitado y de la que todo el mundo está disfrutando de lo lindo mientras tú no entiendes nada: estás offside, fuera de juego.

No recuerdo la primera vez que el fútbol se presentó ante mí, pero sí recuerdo ir a bares y restaurantes en mi infancia y empezar a acostumbrarme a ese run-rún futbolístico que salía del televisor, a la mirada perdida de mi padre en la pantalla donde se movían los muñecos pasándose el balón. Cuando el esférico entraba entre los tres palos sucedía el orgasmo del gol, que supongo que es el truco por el cual uno se engancha a esto. Pero yo no sentía nada.

Hubo etapas de mi vida en la que me angustió la idea de tener que convivir con algo tan invasivo y omnipresente como el fútbol, algo que siempre iba a estar ahí sin yo haberlo elegido, algo que parecía tan inherente a la existencia como el sol, como el viento, como, ahora, el Facebook.

Hoy ya lo he normalizado, y tomo ese ruido como algo natural en un bar, como el sonido de las conversaciones, la cafetera o la tragaperras al que no presto atención.

He aprendido, también, a cambiar automáticamente de canal cuando llega el momento de la sobredimensionada información deportiva, a decir que no cuando pido la prensa en una barra y me traen la prensa deportiva, a no cabrearme cuando, en los fines de semana, todas las emisoras de radio están secuestradas por lo balompédico.

Tanto lo he invisibilizado que no veo el estadio Santiago Bernabéu cuando paso por aquellas calles madrileñas (y mira que es grande), y siempre me acabo dando un cabezazo contras sus muros.

Lo cierto es que me gustaría que me gustase el fútbol para disfrutar más de la vida, igual que me gustaría ser religioso para tener esperanza en la vida después de la muerte. Pero, no sé por qué razón, nunca le cogí gusto al fútbol (a cambio soy bastante bueno al futbolín, esa representación amable y popular de lo futbolístico).

De niño era de los que no jugaban al fútbol, no sé si alguna vez jugué en un partido, lo que es seguro es que nunca en mi vida he metido un gol (y probablemente me moriré cargando esa condena). Alguna vez coleccioné cromos de fútbol de la marca Panini, pero como el tema no me interesaba demasiado nunca llegué tampoco a ser un gran coleccionista.

Entonces, en los 80, los futbolistas tenían bigote, melenas rizosas y pantalones muy ajustados, se parecían más a los miembros de la banda de rock Los Suaves que a Los Caballeros del Zodíaco, como ahora.

En la adolescencia, recuerdo, intenté que me gustase el fútbol, así que me compré cinco días seguidos el Marca, a ver si a través de la lectura le cogía el truco. Recuerdo que uno de los titulares de portada, que se me quedó grabado, decía: “Dubo lleva veneno”, por el futbolista eslovaco Peter Dubosky, que había hecho no sé qué (que yo no entendía) y que murió poco después, en el año 2000, con solo 28 años, en un accidente durante unas vacaciones en unas cataratas de Tailandia.

Recuerdo también, de mi adolescencia, la rivalidad futbolística que había entre Oviedo, donde me crié, y la vecina Gijón. Creo que ambos equipos estaban en primera división, y sucedían peleas, vendettas, correrías, violencia gratuita entre la juventud de ambas aficiones y algunos días, los de partido, daba miedo caminar la calle.

La revista Super Hincha, dedicada al hooliganismo patrio, corría de mano en mano, aunque decía estar en contra de la violencia y la mezcla de deporte y política.

¿Qué le parece el fútbol a un no-futbolero?

Hubo un tiempo en que criticar el fútbol, los realitys shows televisivos o el arte mainstream era lo que se esperaba de una persona culta y progresista. Hoy hay que tener cuidado con esto, porque las tornas han girado y te pueden acusar de snob y de clasista.

En realidad, no veo nada de especialmente “popular” en el Real Madrid C.F. o en Operación Triunfo, nada que salga del pueblo para el pueblo, sino más bien un gran negocio para grandes empresas y magnates que se encaraman ocupando el papel de lo popular y extrayendo grandes beneficios.

No es cultura popular, es un producto de consumo pensado para obtener la máxima rentabilidad sin ninguna participación del que consume.

Hace una temporada viajé hasta Gijón para entrevistar a los artífices del Unión Club Ceares, de Tercera División, que me pareció que tenían unas ideas interesantes y sanas con respecto a este deporte: al llegar a su campo lee una gran pintada que reza: “Against modern football”.

A esta gente lo que le gusta es el fútbol de base y no ese gran espectáculo a base de superestrellas millonarias y en el que suele ganar el que tenga un presupuesto más grande. Se inspiran en el estilo británico tradicional, en los partidos pinchan Northern Soul y muchos tienen vespas, llevan parkas y flequillos, o aspecto skinhead (de los skinheads “buenos”).

Todo es autogestionado, se preocupan por el barrio donde operan y hasta el escritor británico Irvine Welsh, autor de Trainspotting, es socio.

Por lo demás, a día de hoy, la industria futbolística no es demasiado ejemplar, y empiezan a surgir personas y colectivos que se preocupan por la ética en el fútbol, algo abandonada: casos de corrupción, paraísos fiscales, problemas con hacienda, violencia en los estadios (y lo que es peor, violencia en las divisiones de base en las que se inician los chavales, sobre todo entre los padres), partidos amañados, niños futbolistas traídos de países en vías de desarrollo que acaban como juguetes rotos, etc.

A mí lo que más me molesta es viajar a países como Senegal o Bolivia y ver a mucha de la juventud paupérrima que hay en esos países vistiendo camisetas de Messi o Cristiano Ronaldo.

Es como si les vendiésemos todo lo que produce el Primer Mundo (la línea telefónica, la conexión a Internet, el fútbol) sin ofrecer ninguna de sus ventajas. Entonces vienen y te preguntan: “¿Español? ¿Eres del Madrid o del Barça?”. Y entonces tú tienes que responder, una vez más, probablemente la primera de unas cuantas miles que aún te quedan: “No, es que yo no soy futbolero”.

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Ésa tierrosa muerta de hambre lo que tiene de inteligente lo tiene de arrastrada. Sabe que no puede dejar ir a ése Imbecil xq ya está hecha mierda y nadie más la va a volver a ver.

dubosky (08/07/2018)

no ve q cabra mas horrible ni yo q soy no soy futbolista me la echo encima